miércoles, 22 de agosto de 2012


Pekín, un mes después de las inundaciones, aún construye campamentos

Pekín, 21 ago (EFEverde).- Apenas hay un alma entre la humareda de las obras que se apuran por terminar el mayor campamento destinado a alojar de forma provisional a parte de las decenas de miles de afectados por las lluvias que, hace un mes, asolaron Pekín.
Apenas sigue construyendo, un mes después de las inundaciones, un inmenso campamento para alojar de forma provisional a parte de las decenas de miles de afectados por las lluvias. En la foto, coches sumergidos en las inundaciones de Pekín en julio, las peores registradas en los últimos 60 años. EFE/CHING CHIN 
Alrededor de cuarenta kilómetros al suroeste de la capital china, en las faldas de majestuosas montañas y entre frondosa vegetación, se encuentra el distrito de Fangshan, el más perjudicado por las lluvias que anegaron la capital pequinesa el pasado 21 de julio, las peores en sesenta años con un saldo oficial de 79 fallecidos. 

En esa zona es donde el Gobierno de Pekín, muy criticado por su gestión de la catástrofe, anunció que se habían construido 40 campamentos provisionales para que los damnificados comenzasen sus "nuevas vidas", según publicó la agencia oficial Xinhua hace ocho días.

Sin embargo, el más grande de ellos sigue en proceso de construcción y no llega a alojar al centenar de inquilinos cuando se cumple un mes de la tragedia.

La vida en el campamento



"La gente se traslada sucesivamente. Nosotros llegamos aquí el 15 de agosto", cuenta a Efe Tien (prefiere dar sólo su apellido), que ronda la cuarentena y se mudó al campamento con su marido, sus dos hijas y su padre después de perder su vivienda durante las lluvias.

Ella y su familia son algunas de las pocas personas que transitan por las inacabadas calles, en las que asegura no viven más de "50 ó 60 personas", a pesar de haber capacidad para cerca de 2.000.

"Hay gente que aún está buscando sus pertenencias o en casas de amigos, como hicimos nosotros antes de venir", comenta su marido, y muestra la habitación de menos de diez metros cuadrados en la que vive con su mujer, presidida por un rústico somier. "Estamos esperando las camas", explica Ting.

Las normas rezan que los menores de quince años deben compartir cuarto, mientras lo mayores tienen, si lo desean, derecho a disponer de uno individual. Los Ting ocupan dos, uno para el matrimonio y otro para el abuelo y las pequeñas, que juguetean por los pasillos.

"Estamos bien. Tenemos agua, luz y comida gratis", dice a Efe la mujer, aunque matiza que la situación "no es perfecta. A veces falta comida y pasamos frío por la mañana y por la noche".

Precariedad

Esa precariedad es lo que ha motivado a algunos ciudadanos "a rechazar las viviendas, ya que prefieren quedarse en hoteles pagados por el Gobierno", sugiere a Efe un policía que, junto a otros dos agentes, escolta la visita por órdenes del jefe del campamento.

El mandamás declina hacer comentarios y, aunque da su beneplácito para grabar las obras, prohíbe entrevistar a más personas, tarea que no resulta difícil de cumplir en la vacía vecindad.

Su nerviosismo casa con la censura que sucedió al torrente de críticas que llovió contra el consistorio de Pekín, toda una ex capital olímpica, por no haber advertido a tiempo a sus ciudadanos del peligro temporal, poseer un sistema de desagüe obsoleto o haber ocultado durante días la verdadera cifra de fallecidos.

De forma inaudita, la prensa oficial cargó las tintas contra las autoridades, a las que acusó de modernizar la ciudad a marchas forzadas para las Olimpiadas de 2008 en vez de invertir en infraestructura, comentarios que cesaron cuando el Gobierno instó a los diarios a centrarse en "los logros", según publicó el "Beijing Daily".

En esa línea, los medios oficiales han publicado este mes noticias como la voluntad de Pekín de no maquillar la cifra de muertos o la admisión de "errores generalizados" en la gestión por parte del ex alcalde, Guo Jinglong, elevado a máximo jefe del Partido Comunista en la ciudad tras las crisis.

Mientras el Ejecutivo airea su propósito de enmienda, los afectados por las inundacionesrecuerdan "lo grave que fue la situación", según narra a Efe el joven Liu desde su floristería de Fangshan, cuyo coche quedó destrozado ese fatídico día.

A poca distancia, en el campamento provisional, el cabeza de familia de los Tian asegura que salieron a flote "por nosotros mismos", y que aún no saben "cuándo volveremos a nuestra casa".

"No nos han informado de si han empezado a ser reparadas", dice, al son del repiqueteo de los tractores que todavía construyen su hogar provisional. EFE

No hay comentarios:

Publicar un comentario