sábado, 17 de noviembre de 2012


Tecnología sí; uso no tanto

Euskadi se halla a la cabeza en el desarrollo de la tecnología para las energías renovables, pero las utiliza menos que el conjunto de España



Generadores de energía eólica en Punta Lucero, en el puerto de Bibao. / SANTOS CIRILO


El País Vasco invierte en investigación y en el desarrollo de tecnologías que hagan viables las energías renovables, apuesta por proyectos de gran visibilidad mediática como el que extrae la energía de las olas en Mutriku, pero en su día a día, en su industria y en sus hogares, consume poca energía limpia. El del uso de energías renovables es uno de los datos que recoge la primera evaluación de la estrategia EcoEuskadi 2020, un documento creado por el Ejecutivo vasco y que busca lograr una Euskadi sostenible en su definición más amplia —desde las políticas medioambientales hasta las políticas sociales—.

Si bien el informe considera que en los aspectos en los que mejor situada está Euskadi es en cuestiones energéticas como las emisiones de CO2 (la comunidad autónoma se encuentra al -15%, cuando el reto es estar en el -20%), el ahorro energético y el peso de las energías renovables, lo cierto es que la implantación de estas últimas, a nivel de consumo, está muy lejos de alcanzar el objetivo establecido para dentro de ocho años.

Y es que solo un 8,2% de las energías que emplea Euskadi son renovables, cuando España ya las utiliza en un 13,8% y Europa en un 12,5%. El objetivo establecido en EcoEuskadi 2020 es que, en el consumo final, este tipo de energía tenga un peso del 17%, pero otro documento, la estrategia energética elaborada por el Departamento de Industria, reduce el reto al 14%.

El Ente Vasco de la Energía aspira a “convertir a Euskadi en un polo tecnológico de energías renovables”, un objetivo que, según el economista y consultor ambiental Antxon Olabe, “es correcto, porque esta región puede ser un elemento tractor de la transformación en materia energética a nivel europeo”. Sin embargo, añade, “hay una tensión, una falta de coherencia, entre la voluntad de ser una región tractora a nivel tecnológico y la propia utilización de renovables”.

Esa contradicción surge de “una década bastante fallida en términos de implantación efectiva de las renovables en Euskadi”, subraya Olabe. Los culpables son factores que van desde una climatología no lo suficientemente adecuada para que la comunidad autónoma sea una potencia en esta materia, hasta una falta de acuerdo institucional y una contestación social que han hecho que parte del despliegue, sobre todo de parques eólicos, falle.


Educación aprueba

A. E.

La situación económica lastra especialmente algunos indicadores de la primera evaluación de EcoEuskadi 2020, como el del empleo, donde la tasa se encuentra en el 67,7%, mientras que el reto es que el 75% de la población entre los 20 y los 64 años tenga un trabajo. En materia de pobreza y exclusión social, Euskadi se situa en un 20,1% en 2010, cuando el objetivo está en no más de un 15% —en España la pobreza alcanza al 25,5% de la población y en la Unión Europea al 23,4%—.

En educación, la tasa de abandono escolar temprano está en el 9%, lo que hace que se haya logrado el objetivo, del 10%, y en la proporción de población de entre 30 y 34 años que tiene estudios superiores también se alcanza la meta, tanto en Euskadi como en la media estatal. En inversión en I+D+i, Euskadi supera a España (1,39% del PIB) y la UE (2,00%), con una inversión del 2,05%, lejana, eso sí, al 3% requerido.

También los cambios que se han introducido desde el Gobierno central influyen. “España es uno de los países más importantes en desarrollo de renovables del mundo gracias a un marco regulatorio que ha favorecido esta apuesta”, recuerda este economista, “ahora que pueden competir, las ayudas tienen que ser menores, pero el cambio ha sido muy brusco, un parón en seco que ha generado pérdida de una parte del tejido industrial; y perder la posición de liderazgo sería un error estratégico”.

Este experto aboga por poner el acento en que Euskadi emplee un mayor porcentaje de energías renovables, más que en centrarse en producirlas ella misma. “Obsesionarse con la idea de que un país se tiene que generar sus propias renovables es absurda, hay que equilibrar cuestiones como los costes económicos y medioambientales que eso conlleva y entender que nos encontramos en un marco internacional en el que se va a producir renovables a gran escala”, resalta.

El informe que evalua EcoEuskadi 2020 justifica antes de exponer los resultados que “el sistema vasco se enfrenta a mayores amenazas a su sostenibilidad económica y social que en el momento de elaborar la estrategia”.

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