La cuestión que planteo en esta entrada es la siguiente ¿Es posible la dimensión económica en la gestión de la BIODIVERSIDAD más allá de la conservación "per se"? La respuesta para mi es claramente sí, y más aún, afirmo que debería ser imprescindible para asegurarnos que esa conservación se produzca. Y ¿por qué? Pues lo cierto es que la salud del 60% de la población mundial depende exclusivamente de medicamentos de origen natural y en Europa, 1 de cada 6 empleos depende directa o indirectamente del medio ambiente y la biodiversidad1. Por tanto, quien piense exclusivamente que la conservación viene derivada de una idea nostálgica de lo que fue y no será, sencillamente está fuera de la realidad económica y social.
Iguana en su hábitat. Foto: VerdeLab |
La oportunidad de contrastar nuestro MODELO con otro similar se dio por primera vez con el proyecto de INBIO (Instituto Nacional de Biodiversidad de Costa Rica), que curiosamente se llama COSTA RICA BIO. Ni que decir tiene que el encuentro y la puesta en común de ambos modelos fue uno de esos momentos inolvidables, que quedarán para siempre en mi memoria. Hoy hablaré de INBIO y la próxima entrega hablaré de EXTREMADURA BIO.
Mariposas. Foto: VerdeLab |
INBIO es una institución privada y sin ánimo de lucro (Costa Rica es un poco más grande que Extremadura, unos 50.000 Km2 y tiene cerca de 5 millones de habitantes). INBIO es referencia a nivel munidal, en los entornos de la ecología y cada vez más se le reconoce el efecto demostración para con la zona, principalmente Centro América y Sudamérica.
Hay que señalar que en la creación de INBIO se identifican algunas características ya observadas en otros proyectos similares; creer firmemente en el proyecto, voluntad férrea de conseguirlo incorporando a actores de diversos ámbitos y conocimiento científico, económico y social en su desarrollo. En la creación de INBIO se recogía: "hemos llegado a la conclusión de que la única manera de conservar nuestra biodiversidad es utilizándola de una manera sostenible y no dañina, para fines intelectuales y económicos" y "la nueva institución debe contribuir a promover la UTILIZACIÓN RACIONAL Y SOSTENIBLE CON FINES ECONÓMICOS DE LA BIODIVERSIDAD". Esta premisa podría poner en alerta a muchos conservacionistas, pero el tiempo ha demostrado que los artífices de INBIO sabían muy bien lo que querían y como es posible lograr una conservación que se sustentase en un hecho cierto, tangible, medible y cuantificable. En definitiva, valor económico aquí y ahora.
Dentro de sus acciones entre las que se identifican la conservación, la comunicación o la educación ambiental, que puede entenderse como lógico y deseable, también entran las más novedosas; la BIOINFORMÁTICA y la PROSPECCIÓN QUÍMICA o BIOTECNOLOGÍA.
INBIO colabora con instituciones y organismos de varios países y con las universidades de Costa Rica, un trabajo en red y colaborativo que les viene muy bien para estar en los escenarios decisorios, a nivel local y global. La BIOINFORMÁTICA es la acción que deriva en inventariar la diversidad biológica de Costa Rica (en la actualidad el país se divide en 11 áreas de conservación biológica), con implantación en las diferentes áreas de conservación del país y con una red de laboratorios de campo o estaciones biológicas, cuya misión es la recolección de material y observaciones de campo.
Flora tropical. Foto: VerdeLab |
La experiencia de INBIO me vale entre otras cosas para constatar un hecho cierto: los recursos naturales sólo tienen valor si alguién es capaz de identificarlo, cuantificarlo y hacerlo imprescindible para el resto.
1Fuente: Fundación Biodiversidad
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