Un muerto y una desaparecida en el peor incendio de la historia de Málaga
El presidente de la Junta apunta a que el fuego “ha sido intencionado”
F. J. PÉREZ / A. J. MORA Málaga 31 AGO 2012 - 22:57 CET
La provincia de Málaga ha vivido incendios forestales de enorme magnitud en época reciente, pero ninguno se asemeja, ni de lejos, al registrado en la tarde del jueves en el paraje del Barranco Blanco, de Coín, y que ha arrasado hasta el momento —según diferentes estimaciones provisionales— entre 1.500 y 2.000 hectáreas. El fuego, una diabólica combinación de incendio forestal y urbano —afectó a diez urbanizaciones de Marbella y obligó a desalojar el pueblo blanco de Ojén— se cobró ayer su primera víctima: un ciudadano británico de 78 años fue encontrado ayer carbonizado en la casa de aperos en la que residía en el paraje de Las Blanquillas, en Ojén. Su esposa permanecía ayer desaparecida al cierre de esta edición. Según fuentes próximas a la investigación, el anciano decidió regresar por su cuenta a la vivienda, después de que hubiera sido desalojada por efectivos del Infoca en la madrugada del viernes. Además del fallecido, hay un total de 10 heridos, de los cuales dos con quemaduras graves en el 50% y el 60% del cuerpo. Otra mujer resultó contusionada al meterse en una cueva de Ojén con sus dos hijos para protegerse.
La madrugada del viernes llevó el terror a la Costa del Sol. El incendio, probablemente intencionado, se inició en las peores condiciones posibles. Las llamas arrancaron en dos focos muy próximos con pocos minutos de diferencia en sendas zonas de complicado acceso del municipio de Coín. Si el siniestro fue cometido a propósito, el hipotético incendiario disponía de todo a su favor. El viento de terral —de componente norte cargado de calor y sequedad— llevó a la zona vientos de más de 30 kilómetros por hora y temperaturas de hasta 37 grados. El terreno forestal, reseco y, además, bastante falto de limpieza, se convirtió en yesca en segundos.
El fallecido, de 78 años, regresó a su casa tras ser evacuado
El presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, visitó ayer el puesto de mando del servicio de extinción, ubicado en el Hospital Costa del Sol, edificio que estuvo a punto de ser desalojado la madrugada del viernes. Griñán reconoció que “hay cierta sospecha” de que el incendio fuese intencionado. Si hubo un responsable de lo que el presidente andaluz calificó de posible “acto criminal”, este eligió también la hora propicia para su funesto propósito. Las llamas se declararon a las 18.50, con lo que los aviones y helicópteros del servicio de extinción de incendios Infoca apenas tuvieron una hora para lanzar agua sobre las llamas antes de que la noche les impidiera volar. En apenas una hora una nube de humo blanco cubría la sierra de entre Coín, Mijas y Alhaurín el Grande. A las diez de la noche las llamas alcanzaban el complejo turístico mijeño La Cala Golf y obligaban a desalojar a 200 turistas. La pesadilla estaba desatada.
A medida que la Junta de Andalucía elevaba los niveles de gravedad y solicitaba la ayuda de la Unidad Militar de Emergencia, el fuego avanzaba descontrolado hasta el residencial de lujo de La Mairena, a caballo entre Marbella y Ojén.
El siniestro de este jueves fue una edición aumentada del incendio fortuito que se produjo en la misma zona el 14 de septiembre de 2011. En aquella ocasión, las llamas arrancaron en el paraje de Barranco Blanco, entre Coín y Mijas y se detuvieron en La Mairena. Ayer, la exclusiva urbanización apenas fue una breve escala en un camino de destrucción y terror que incluyó durante la madrugada a una decena de urbanizaciones de Marbella y, ya por la mañana, al pueblo blanco de Ojén, cuyos 4.000 vecinos fueron desalojados con lo puesto en la oscuridad, a golpe de megáfono.
“Llevo 12 años en esto y nunca antes vi un fuego como este”, afirmaba Andrés, agente del Infoca. El fuego recorrió un frente de unos 20 kilómetros en apenas 12 horas atravesando los municipios de Alhaurín el Grande, Coín, Mijas, Marbella y Ojén. Las enseñanzas del incendio de 2011 propiciaron una coordinación casi perfecta de los medios de salvamento. A las 4.00 de la mañana, unas 6.000 personas habían sido desalojadas de las zonas del frente y reubicadas en polideportivos de Mijas y Marbella. También fueron evacuados decenas de animales domésticos y de granja.
El siniestro obligó a desaloja de madrugada a 6.000 personas
Ayer por la mañana, tres de los cuatro frentes iniciales estaban bajo control, y cuando el fuego cercaba la localidad de Ojén, una breve lluvia ofreció una tregua a los especialistas en extinción. Fue un espejismo. Los bomberos trataban de evitar que el fuego saltara la carretera A-355 y se adentrara en el Parque Natural de la Sierra de las Nieves. Pese a los esfuerzos, una lengua de fuego alcanzó la otra orilla de la calzada y en apenas diez minutos, las llamas habían trepado hasta la cumbre de enfrente. Los aviones, con 5.000 litros de agua, y los helicópteros, con 500, iniciaron entonces una peligrosísima coreografía, cargando agua en la costa y soltándola sobre las llamas para evitar su penetración en la sierra.
A primera hora de la tarde, las llamas alcanzaron el Parque Natural y obligaron a desalojar dos hoteles más en la zona del Juanar, entre Ojén y Monda. A esa misma hora, se reavivaba el fuego en el paraje de Barranco Blanco, en Coín, donde la tragedia se inició el jueves por la tarde. A última hora, el Infoca anunció que este frente evolucionaba favorablemente. No obstante, el Gobierno andaluz mantenía cerrada la carretera A-355 que une Marbella y Ojén y recomendaba al cierre de esta crónica que los habitantes de esta localidad no regresaran todavía a sus hogares. Al caer la noche y retirarse los medios aéreos, el miedo a un nuevo incendio regresaba a la Costa del Sol.
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