sábado, 24 de noviembre de 2012


Gasoductos y ríos, o cómo evitar que sus vidas se crucen

Autor:Pilar Lara.

Madrid, 24 nov (EFEverde).- La mayoría de los españoles conoce qué es el gas natural, para qué sirve y de dónde viene, pero ¿qué se sabe sobre las dificultades estructurales y medioambientales que surgen para que el gas llegue a todas las casas de España?

La compañía canadiense TransCanada ha informado que ha conseguido un contrato por valor de 400 millones de dólares estadounidenses (313 millones de euros) para "construir, poseer y operar" el gasoducto Mazatlán de México.En la foto de archivo, tubos para la construcción de gasoductos en la planta que TransCanada tiene en Cushing (EEUU). EFE/LARRY W. SMITH


En este sentido, la construcción de los gasoductos juega un papel muy importante, ya que es un proceso difícil en el que se pueden presentar dificultades como la de vadear ríos.

Muy poca gente conoce qué se puede hacer cuando un río se atraviesa en el camino que tiene que seguir un gasoducto para llegar a su destino.

Un río es un obstáculo cuando se cruza en el trazado de un gasoducto, y para salvarlo es necesario hacer un estudio que, en muchas ocasiones, alarga los procesos de construcción y los hace más complicados de lo que en un principio pueden parecer.

Sobre estas cuestiones, un portavoz de Enagás, (empresa gestora y transportista de gas) afirma que efectivamente uno de los mayores problemas que se presenta en la construcción de gasoductos en España es cómo sortear los cauces hídricos, algo que "se intenta evitar en todos los casos".

Sin embargo, cuando es imposible evitar un río, el problema ambiental cobra protagonismo, ya que se tiene que tomar la mejor decisión para intentar que la construcción de gasoductos tenga el menor impacto posible sobre el medioambiente.

La clave para garantizar un ínfimo daño ambiental en estos casos es "escoger el método de construcción más adecuado para cada tipo de cruce", explica el citado portavoz a Efeverde.

Para estos casos, existen dos tipos de técnicas para hacerlo.

Una es la denominada "a cielo abierto", que consiste en la instalación de la tubería en el fondo del río, que se realiza desde la superficie.

Otra técnica es la "perforación dirigida", en la que se hace un túnel bajo el fondo del río, por donde se introducirá la tubería que transporta el gas.

Cada uno de estos dos métodos citados tiene sus "pro y sus contra", según Enagás, e incluso se puede dar el caso de que no siempre sea posible escoger entre ambos por no ser factibles.

Quién determina qué método es el mejor en cada caso es el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, ya que sin su aprobación del diseño del cruce de un río no se puede empezar la obra del túnel que transportará el gas.

Una vez que el proyecto está aprobado por los órganos correspondientes, se comienzan las labores de construcción velando en todo momento por el correcto cumplimiento de lo establecido.

Y todo ello, se lleva a cabo con un "seguimiento exhaustivo" por parte de la empresa que construye el gasoducto.

Con todo esto, se asegura que la operación sea totalmente segura desde el punto de vista medioambiental.

Otro aspecto interesante a resaltar desde el punto de vista ambiental en la construcción de gasoductos es el uso que se hace del agua en todo el proceso de construcción de los mismos.

Cuando nos hablan de estos procesos de construcción, da la sensación que se trata de una operación agresiva que puede afectar a la calidad del agua.

Pero, según reconoce Enagás a Efeverde, el agua en estos procesos solo se usa para la realización de pruebas hidráulicas.

Con ellas, se certifica la estanqueidad y resistencia del gasoducto antes de su puesta en servicio, y una vez finalizada esta prueba, el agua se devuelve al punto autorizado en perfecto estado, según Enagás. EFE

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