ONU: El aumento de la población urbana compromete el abastecimiento de agua.
Es necesaria una inversión de al menos 249.000 millones de dólares, según cálculo del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), para alcanzar la cobertura domiciliaria urbana en 2030, además del tratamiento de aguas residuales y la provisión de servicio de drenaje pluvial.
Así lo expone el informe que presentó en el Congreso Nacional del Medio Ambiente (CONAMA) Víctor Arroyo, jefe técnico regional para el Agua en Latinoamérica y el Caribe de ONU Habitat, la oficina de Naciones Unidas para temas urbanos.
Sus mismas cifras señalan que bajar al 30 por ciento los índices de pérdida de agua, estimados en algunas zonas en un 50 por ciento, liberaría recursos por cerca de 1.900 millones de dólares al año.
El documento sobre el estado de las ciudades de América Latina y el Caribe, publicado este año, establece que una quinta parte de la población no tiene ningún acceso a la red de agua potable y que mas de 219 millones de personas reciben servicio intermitente.
Además, el porcentaje de aguas servidas colectadas que reciben tratamiento no alcanza el 20 por ciento y se da por cierto que "los pobres pagan mas por un servicio de agua de menor calidad".
Víctor Arroyo, al frente de la oficina de ONU Habitat en Río de Janeiro, puntualizó a EFEverde que mientras en las favelas de esa ciudad el agua es gratuita por motivos políticos, el reto de la región es la gobernabilidad global del recurso.
"La solución pasa por reguladores fuertes, pero políticamente independientes", subrayó el técnico internacional, a favor de la participación ciudadana para elegir el modelo de gestión del recurso.
Arroyo reconoció que la urbanización de la población de países emergentes, que puede interpretarse como un signo de desarrollo, se acompaña del fenómeno de la pobreza asociada a los asentamientos informales.
De los 900 millones de personas que viven en tugurios en todo el mundo, 111 están en América Latina.
Esos asentamientos de incipiente urbanización se caracterizan por una tenencia de tierra poco segura, vivienda inadecuada y falta de acceso al agua o saneamiento.
Tras Río+20, explicó, hay una mayor conciencia en la región y en el mundo de los desafíos del medio ambiente, que indefectiblemente pasa por el cuidado de la calidad del agua y su entorno, se avanza en gobernabilidad, democratización, descentralización y responsabilidad en el manejo del recurso.
Pero persiste la desigualdad en las ciudades, las latinoamericanas "las mas inequitativas del planeta", y un desprecio o abandono del medio rural, dijo.
Y aunque el 92 por ciento de la población latinoamericana cuenta con distribución de agua por tubería, y se acerca a los Objetivos del Milenio de las Naciones Unidas en materia de agua, falta calidad, frecuencia en la prestación del servicio y responsabilidad en la sostenibilidad ambiental.
Ante el evidente cambio climático, Arroyo señaló también el impacto de la reducción del almacenamiento natural de agua, la salinización de acuíferos por las frecuentes y mas intensas inundaciones costeras y la previsión de sequías mas prolongadas.
La novedad del panorama que se avecina, añadió, se agrava con la escasez de información local para tomar decisiones acertadas.
Entre sus recomendaciones, promover patrones de crecimiento urbano sostenibles, con el interés colectivo como prioridad, desarrollo conjunto de vivienda y abastecimiento de agua y una gestión sostenible del ciclo integral del agua. EFEVERDE
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