martes, 1 de mayo de 2012


Proponen utilizar nidos de rapaces para combatir plagas de topillo.


Foto: EP/UCLM

CIUDAD REAL, 30 Abr. (EUROPA PRESS) -

Investigadores del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC) de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) y de la Universidad de Valladolid, el Museo Nacional de Ciencias Naturales y la ONG ambiental GREFA han desarrollado un proyecto experimental para testar la eficacia del control biológico de plagas de topillo que se está desarrollando en Castilla y León.

Esta investigación, cuyos primeros resultados han sido publicados en la revista Pest Management Science, sugiere que la instalación de nidales artificiales para rapaces, concretamente para el cernícalo vulgar y la lechuza común, en ambientes muy deforestados como los medios agrícolas de Castilla y León, incrementa notablemente la abundancia de ambas rapaces al facilitar zonas de nidificación y posaderos de caza.

Como la presa principal del cernícalo vulgar en este ecosistema es el topillo campesino, los autores del artículo apuntan que la densidad de dicho roedor podría verse reducida en campos de cultivo cercanos a los nidos instalados, según ha informado la UCLM en nota de prensa.

Además, indican que la instalación de cajas-nido sobre postes puede favorecer la presencia de otras rapaces depredadoras de topillo que utilicen los nidos como perchas de caza.
CAJAS-NIDO PARA LIMITAR LOS TOPILLOS

Asimismo, el estudio concluye que la colocación de cajas-nido podría limitar las poblaciones de topillos, bien generando poblaciones no fluctuantes con densidades medias no dañinas para la agricultura, o bien limitando las densidades máximas de este roedor en la fase de crecimiento de la población, lo que podría reducir los daños causados a los cultivos.

En sistemas agrarios de otros países ya se había demostrado que el uso de cajas-nido para fomentar artificialmente la población de depredadores de roedores podía ser una alternativa factible, con similar eficacia pero menor coste económico y ambiental que los rodenticidas.

La plaga de topillos de Castilla y León, ocurrida en 2007, supuso la liberación de toneladas de rodenticidas químicos al medio ambiente, lo que supone un gran riesgo de afección a otras especies por intoxicación.

Desde entonces, algunas regiones de Palencia han utilizado este tipo de productos cada dos años como mecanismo de protección de cultivos frente a daños por topillos. Es el elevado coste económico y ambiental del control químico lo que sugiere el desarrollo de nuevas alternativas.

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