miércoles, 19 de diciembre de 2012


La construcción de la "Celda 30", nuevo reto del Cabril en su 20 cumpleaños


Madrid, 19 dic (EFEverde).- El almacén de residuos de baja y media actividad de El Cabril, en la Sierra Albarrana cordobesa, cumple veinte años con el proyecto a corto plazo de construir una segunda estructura para albergar desechos de muy baja actividad, la llamada "Celda 30".

ESPAÑA-ENRESA-EL CABRIL: HORNACHUELOS (CÓRDOBA), 2011.- Foto de archivo de las nuevas naves de almacenamiento de baja intensidad en el centro de residuos radiactivos de El Cabril, en el término municipal de Hornachuelos (Córdoba), cuyas instalacione se encuentran al 63,68 por ciento de su capacidad para residuos de baja y media actividad. EFE/ Rafa Alcaide

Hasta la puesta en marcha de El Cabril, la antigua Junta de Energía Nuclear (JEN) era la encargada de almacenar y gestionar los residuos radiactivos que se generaban en hospitales, industrias y centros de investigación. 
En una entrevista con EFE, la directora del Cabril, Eva Noguero, explica que "Celda 30" es la segunda de las cuatro nuevas estructuras de almacenamiento proyectadas para los residuos de muy baja actividad (la primera se bautizó "Celda 29"). 
Para ello, El Cabril ha presentado ya la documentación requerida al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y al Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, que deben conceder el visto bueno.

Celdas Almacenamiento

Las restantes dos "celdas" se irán construyendo conforme haga falta, es decir, en función de la producción de dichos residuos, ha añadido la responsable de este centro desde 2010. 
Actualmente, El Cabril se encuentra en torno al 66 % de su capacidad de almacenamiento para residuos de baja y media actividad, y al 10 % de la primera estructura complementaria para los de muy baja actividad. 
El 2012, el almacén de residuos nucleares prevé la llegada de casi 3.000 metros cúbicos de desechos (casi el doble que en 2011) debido al desmantelamiento de la planta de José Cabrera (Zorita) y la retirada de basura generada en dos incidentes en acerías que ocurrieron hace varios meses. 
El proyecto de construir las "celdas", opina el físico nuclear e investigador del Ciemat, Francisco Castejón, está "bien" siempre que haya un riguroso control sobre qué tipo de residuos se caracterizan como de muy baja actividad.

Postura Ecologistas

A juicio de Castejón, que también es portavoz en temas nucleares de la ONG Ecologistas en Acción, cuando se construyó El Cabril se "infravaloró" su capacidad, de ahí la necesidad de estos nuevos módulos que almacenan todo tipo de materiales, desde escombros a polvo etcétera. 
La directora del centro añade, por otro lado, que la instalación que se construyó en 2008 para gestionar los residuos de muy baja intensidad obedeció al objetivo de optimizar y aumentar la capacidad de almacenamiento porque surgieron residuos que "no estaban previstos", como los procedentes de las acerías. 
Entre las ventajas que ha aportado la infraestructura, con un presupuesto anual en torno a los 14 millones de euros, su directora destaca el mantenimiento del empleo y la relación con los municipios del entorno, que al principio "tenían recelo". 
Sin embargo, ahora las relaciones son "fluidas, cordiales y basadas en la confianza", añade Noguero, que valora el sistema de gestión implantado por Enresa en el centro, considerado como "un referente a nivel internacional".

Ubicación

Por otro lado, el físico nuclear Francisco Castejón opina que el principal problema del Cabril reside en su ubicación, en una zona de valor ecológico y que se encuentra "muy alejado de la mayoría de las instalaciones" que producen residuos. "Si alguien tuviera que elegir un depósito de residuos nucleares desde luego no sería ése sino una zona cercana" a los centros que generan desechos radiactivos. 
De todos modos, Castejón cree que el funcionamiento del Cabril "no ha sido malo ni ha generado graves problemas", pero tampoco ha creado mucho empleo y las denominaciones de origen, sobre todo del aceite y las naranjas, "están muy lastradas por el cementerio nuclear, según sus productores".

Inversión y seguridad

La construcción del Cabril supuso en su momento una inversión de unas 7.500 millones de las antiguas pesetas, junto a otros 2.000 millones para la adecuación y mejora de las carreteras. 
El año pasado, el almacén recibió 1.956,55 metros cúbicos de residuos -684,43 de baja y media actividad y 1.272,12 de muy baja actividad-. En cuanto a la procedencia de los mismos, la mayor parte de ellos (1.859 metros cúbicos) procedieron de centros nucleares y el resto (95 metros cúbicos) de instalaciones radiactivas.

En sus veinte años de vida, el Programa de Vigilancia Radiológica Ambiental nunca ha detectado impacto radiológico en el entorno. En ese periodo se han tomado unas mil muestras anuales de agua, aire, sedimentos, vegetación, pesca y caza y, en el caso de los alimentos se analizan la miel de Hornachuelos y la carne de oveja de Fuente Obejuna. EFE

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