Nunca Máis regresa a la calle
El décimo aniversario de la marea negra del petrolero ‘Prestige’ y el comienzo del juicio en octubre resucita la plataforma ciudadana
MARÍA PAMPÍN Santiago 27 JUL 2012 - 20:04 CET
“La plataforma Nunca Máis volverá a la calle con aquel espíritu que creó toda una estética, ocupamos la calle con alegría, con imaginación y con retranca”. Una manifestación, que todavía no está señalada en el calendario, revivirá a la plataforma al tiempo que comienza el juicio para los cuatro imputados por la marea negra que el Prestigeregó sobre la costa gallega. Hace una década de las multitudinarias movilizaciones que recorrieron Galicia y Madrid a la llamada de Nunca Máis para protestar y pedir dimisiones por la gestión del desastre y cuatro años desde que la plataforma resucitó en plena oleada de incendios. El músico Xurxo Souto y la actriz Isabel Risco volvieron a desplegar ayer la bandera de Galicia negra por el chapapote que se convirtió en el símbolo de Nunca Máis. “La causa de la naturaleza es intrínseca a la ciudadanía. Nunca Máis es una referencia a nivel mundial”, justificaron.
La plataforma está personada como acusación en el juicio, que arranca el 16 de octubre y durará más de siete meses, porque “pedir justicia es el mínimo imprescindible”. Es precisamente la actividad judicial lo único que se mantuvo operativo —un pequeño grupo de trabajo seguía la causa— de Nunca Máis en los últimos años. Souto reivindicó ayer que fue el papel de la plataforma en el juicio el que consiguió “que el Gobierno español esté imputado”. El ex director general de Marina Mercante José Luis López Sors compartirá banquillo con el capitán, Apostolos Mangouras, y dos miembros de su tripulación. Aún así, Nunca Máis echa en falta imputaciones para el entonces ministro de Fomento, Francisco Álvarez Cascos; el expresidente del Gobierno José María Aznar o el fallecido expresidente de la Xunta, Manuel Fraga. “Por supuesto deberían estar ahí”, zanjó Souto.
El músico consideró que es paradójico que “el señor de los hilillos” —en referencia a Rajoy, entonces ministro de Interior, que dijo que del barco solo salían unos hilos como de plastilina— sea ahora presidente de España y que el exdelegado del Gobierno en Galicia Arsenio Fernández de Mesa esté a cargo de la Guardia Civil.
“El Gobierno de España ha gastado 26 millones para llevar a juicio a la clasificadora ABS en Estados Unidos y poco sabemos del impacto del fuel sobre animales o voluntarios o qué se hizo con los residuos”, afirma Souto. El acto terminó con la reflexión de si Galicia está ahora mejor preparada para gestionar otro Prestige. “Y la respuesta no es buena”, concluyó un miembro de la plataforma.
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