El ‘Hubble’ descubre un nuevo tipo de planeta
Ni rocoso, ni gaseoso, ni helado… el nuevo mundo es, sobre todo, de agua
Está a 40 años luz de distancia de la Tierra en órbita de una estrella enana roja
A. R. Madrid 21 FEB 2012 - 17:04 CET
Un nuevo tipo de planeta se suma a la lista de los conocidos hasta ahora. No es un cuerpo rocoso como la Tierra, Marte, Venus o Mercurio; tampoco es un gigante gaseoso como Júpiter o Saturno, ni un gigante helado como Urano y Neptuno. Un planeta en órbita de una estrella situada a unos 40 años luz de aquí es, sobre todo, de agua, con una densa atmósfera de vapor. Con estas características no se parece siquiera a otros tipos de planetas extrasolares conocidos, como los denominados júpiteres calientes o los mundos de lava, explican los científicos que han dado con el peculiar objeto.
El planeta en cuestión, GJ1214b, fue descubierto por David Charbonneau y colegas, en 2009, en órbita de una estrella enana roja, mucho más pequeña que el Sol, pero ahora los astrónomos han podido observarlo y analizarlo con el telescopio espacial Hubble y, a partir de sus características, deducir su composición e identificarlo como un nuevo tipo de planeta desconocido hasta ahora. Su diámetro es 2,7 veces el terrestre y su masa unas 6,5 veces la de nuestro planeta; cumple una órbita alrededor de su astro cada 38 horas a una distancia de unos dos millones de kilómetros (la distancia media de la Tierra al Sol es de unos 150 millones de kilómetros). “GJ1214b no se parece a ningún planeta que conozcamos, una gran parte de su masa es agua”, comenta Zachory Berta en un comunicado del Harvard Smithsonian Center for Astrophysics (EE UU), líder del equipo científico que va a publicar este descubrimiento suyo en la revista The Astrophysical Journal.
Su diámetro es 2,7 veces el terrestre y su masa unas 6,5 veces
A partir de la masa y el tamaño del planeta, los investigadores pueden calcular su densidad, que es dos gramos por centímetro cúbico, frente a la terrestre, que es, como media, 5,5 gramos por centímetro cúbico. La densidad del agua, sin embargo, es un gramo por centímetro cúbico, lo que sugiere que el planeta en cuestión tiene mucha más agua que la Tierra y mucha menos roca, con una estructura muy diferente.
En 2010, Jacob Bean, también del CfA, analizó con su equipo la atmósfera de este singular planeta, y parecía ya compuesta de vapor de agua, pero sus datos eran insuficientes para descartar que fuese una neblina sobre todo de polvo.
Ahora, Berta y sus colaboradores han estudiado GJ1214b con el telescopio espacial aprovechando la estrategia de tránsito, es decir, observándolo cuando se cruza por delante de su estrella en la línea de visión desde la Tierra. Dado que la luz del astro atraviesa la atmósfera del planeta, los investigadores pueden deducir su composición analizando esa luz filtrada. “Hemos utilizado el Hubble para medir el color infrarrojo de la puesta de sol de ese mundo”, explica el investigador. Los datos, analizados con los modelos atmosféricos, apuntan claramente hacia una densa atmósfera de vapor de agua.
GJ1214b debe guardar secretos fascinantes ya que, con las altas temperaturas que se alcanzarán en él (unos 230 grados centígrados) y las altas presiones, se podrían formar allí nuevos materiales, como hielo caliente o agua superfluida, añade Berta. Seguramente el planeta no se formó donde está ahora, sino mucho más lejos de la estrella, en un entorno rico en agua, y luego migraría hacia el interior de su sistema planetario.
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