sábado, 3 de noviembre de 2012


Una bomba política llamada Sandy

La crisis llegó antes de que los beneficios de un modelo energético limpio fueran percibidos por la opinión pública

Sandy será uno de los recuerdos de 2012 que perdure en el tiempo. Pasó por el Caribe, causando muerte y destrucción en Cuba o en la maltrecha Haití. Pero será recordado por las imágenes de desolación de Queens y New Jersey y, sobre todo, por la solemne declaración del popular alcalde de NYC, Michael Bloomberg, independiente por adscripción y conservador por vocación, respaldando públicamente a Obama a tres días del fin de campaña y justificando su apoyo en la mayor credibilidad del Presidente frente a su rival en políticas de cambio climático.

Puede ser parcialmente oportunista pero ni es sólo una excusa para justificar su decisión final a favor de Obama frente a Romney, ni se trata de una afirmación cínica carente de convicción por parte de Bloomberg.

No es la primera vez que el conocido regidor manifiesta su convicción personal sobre la necesidad de reforzar las políticas y el liderazgo de EEUU en cambio climático y seguridad energética. Sí era la primera vez desde la era Clinton (Bill) en que estas cuestiones no entraban en campaña. Obama y los demócratas pueden estar satisfechos por el apoyo de un político y hombre de negocios tan carismático como él; pero, en el fondo, Bloomberg destapa su vocación de animal político, conectado con la realidad de la calle, y pone en evidencia la clamorosa ausencia protagonizada por los candidatos a la Casa Blanca.

La crisis financiera llegó antes de que los beneficios económicos y sociales de un modelo energético limpio y renovable fueran percibidos por la opinión pública y el descubrimiento de grandes yacimientos de gas no convencional minó el argumento de la seguridad energética y el equilibrio de la balanza comercial empleado por los demócratas en la campaña presidencial anterior. En este primer mandato, Obama además ha experimentado la compleja gestión del asunto en foros internacionales y ha sentido la enorme presión de empresas y grupos de interés ante las expectativas económicas que despierta el acelerado proceso de deshielo ártico.

Pero el cambio climático genera y amplía enormes vulnerabilidades en todas partes, también en EEUU, con un coste económico y social cuyo orden de magnitud viene siendo puesto de manifiesto desde hace años por distintas fuentes. Sandy es sólo un pequeño caso práctico que ayuda a ilustrarlo.

Bloomberg pone el dedo en la llaga. Bienvenido sea. En Australia es un asunto que ha determinado la identidad de los últimos tres primeros ministros. En países como México, Suráfrica o China constituye uno de los principales vectores de política industrial y económica. En países como Bangladesh o Maldivas se come un buen porcentaje del PIB. En Europa nos debatimos entre transitar hacia la madurez o hacer descarrilar el tren de un liderazgo capital para mantener el protagonismo de la UE como actor político y económico global.

A España, el huracán no ha llegado, aunque lo hará. Mientras, simplemente, se echa en falta un debate político de altura al respecto y decisiones coherentes con los retos que afrontamos.

Teresa Ribera ha sido Secretaria de Estado de Cambio Climático entre 2008 y 2011

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