Basura ‘low cost’
Los municipios buscan fórmulas para ahorrar también en la gestión de residuos urbanos Madrid reduce la frecuencia de la recogida
Los expertos apoyan una racionalización pero piden campañas para generar menos desechos
Sacar la basura de casa todos los días es un lujo que los madrileños ya no se pueden permitir. La alcaldesa de la capital, Ana Botella, acaba de anunciar que el año que viene el camión dejará de pasar los domingos y festivos, y que además la retirada de los envases del contenedor amarillo se realizará solo tres veces por semana. Las arcas municipales están bajo mínimos y, según la regidora, la recogida diaria es un privilegio del que se puede prescindir, como ya hacen muchas grandes ciudades del mundo. Un argumento que no ha convencido a los ciudadanos y que ha desatado un aluvión de críticas, sobre todo porque la capital reintrodujo en 2009, tras más de 20 años de ausencia, una tasa específica que no se ha traducido en una mejora del servicio: al contrario, se ha visto deteriorado por sucesivos recortes presupuestarios en los últimos años. El debate está en la calle: ¿Compensa renunciar a este “privilegio” a cambio de un ahorro mínimo (unos tres euros al año) en la tasa? ¿Es realmente un lujo innecesario sacar la basura todos los días?
“¡Claro que es un lujo! Siempre lo fue. No se puede mantener como paradigma de excelencia la desaparición visual de la basura. Hay que racionalizar el sistema”, sostiene Carlos Martínez-Orgado, presidente delInstituto para la Sostenibilidad de los Recursos (ISR). “Nosotros llevamos 20 años reclamando que no se recoja la basura los domingos, pero no por los motivos económicos que ahora han forzado a ello al Ayuntamiento de Madrid, sino por razones ambientales y de sostenibilidad”, aclara. Pero advierte: “No se trata de reducir la frecuencia para ahorrar y olvidarse del tema. Se trata de aumentar la eficiencia para conseguir mejores resultados a menor precio”.
Según Martínez-Orgado, es posible reducir costes y mejorar la limpieza en las calles. Pero para ello hace falta un plan estratégico a largo plazo, no solo medidas de ahorro rápido. Precisamente el ISR acaba de elaborar uno, llamado Low-cost en la gestión de residuos, que presentará el próximo 3 de julio. Propone, entre otras cosas, optimizar los contenedores para adecuarlos a las necesidades y circunstancias de cada área, mejorar los sistemas de segregación de los residuos y estudiar nuevas fórmulas para sacar más provecho en la fase de recuperación.
Fuente: Banco Mundial. / A. ALONSO
Luis Delgado, director de 3R Solucion.es, consultora especializada en gestión de residuos, también opina que la reducción de la frecuencia de recogida no debe suponer un problema. Eso sí, igualmente piensa que el cambio debe acompañarse de medidas de eficiencia. “Por ejemplo, se deben dimensionar bien los contenedores para evitar que se llenen. Entre otras cosas, porque si los ciudadanos ven que siempre están rebosando y está todo sucio alrededor, no se van a sentir motivados para colaborar en la limpieza de la ciudad”, subraya.
Los vecinos critican
que se imponga un cambio de hábito
de un día para otro
¿Tiene algún plan el Ayuntamiento de Madrid para que la merma del servicio no se vea reflejada en las calles? Según lo explicado por Botella al anunciar la medida, el único plan es trasladar la responsabilidad de que la ciudad luzca aseada a los vecinos –“se adaptarán perfectamente”, dijo la alcaldesa- y a las empresas concesionarias, a las que se exigirá que mantengan el mismo nivel de limpieza los domingos y festivos que el resto de los días de la semana. Algo que ha irritado tanto a los vecinos como a las empresas.
“Mantener el servicio igual con menos presupuesto es materialmente imposible. La basura no desaparece: si no se se recoge los domingos, el lunes habrá que sacar más camiones porque habrá que recoger el doble”, advirtió nada más conocer la decisión Francisco Jardón, presidente de la Asociación de Empresas de Limpieza Pública (Aselip). No habrá exactamente el doble, sino el 60%, teniendo en cuenta los residuos que genera la ciudad los domingos.
Los recortes deben acompañarse de planes de eficiencia compensatorios
Jardón, por otro lado, criticó el argumento de Botella de que otras grandes ciudades del mundo tienen una frecuencia de recogida mucho menor que la de Madrid. “Hay que tener en cuenta algunas diferencias: por ejemplo, que los desechos de la dieta mediterránea no se pueden comparar con los genera la alimentación en los países nórdicos. Además, la temperatura aquí es más alta y los sistemas de recogida son distintos”, añadió. Es cierto que en ciudades como Bruselas, Londres o Berlín la recogida se realiza solo una o dos veces por semana, pero también lo es que otras más al sur (París, Roma, Lisboa) lo hacen a diario, así como la mayoría de las capitales españolas.
Los vecinos tampoco se han quedado callados. “Nosotros no estamos en contra de buscar fórmulas de ahorro. Al revés, llevamos años haciendo propuestas para racionalizar el gasto y conseguir más eficiencia en el tratamiento de los residuos. Lo que no nos parece bien es que se tomen decisiones de este tipo sin consultar antes con los agentes sociales. Que se imponga a los ciudadanos un cambio de hábito como este de un día para otro, sin un plan que compense la merma del servicio y sin tener en cuenta el impacto ambiental”, señala Francisco Caño, responsable de Medio Ambiente de la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid.
15 días con los desechos en casa
La recogida de los residuos orgánicos varía mucho en función de los países. En España, los camiones pasan a diario en todas las grandes capitales. La frecuencia se reduce a medida que disminuye el número de habitantes.
Las principales ciudades mediterráneas europeas, como Roma, Milán y Lisboa, recogen la basura a diario. También lo hace París.
En Londres, en cambio, la recogida depende de cada barrio. Tradicionalmente el camión solía pasar una o dos veces por semana, aunque últimamente ha habido recortes y en algunas zonas ahora se retira cada 15 días. Pero hay que tener en cuenta que la estructura urbana de Londres es diferente. Hay muchas casas que tienen pequeños jardines en los que se pueden almacenar las bolsas. En otras ciudades europeas como Berlín o Bruselas la frecuencia suele ser de dos veces por semana.
En Nueva York el servicio también se realiza dos veces por semana. Cada edificio es responsable de que las bolsas de desechos orgánicos se saquen a la calle a la hora reglamentaria. Si algún vecino no lo hace, toda la finca debe pagar la multa, lo que lleva a una vigilancia mutua para que ninguno incumpla la ley.
Caño juzga que las Administraciones están tomando decisiones precipitadas que a la larga tendrán consecuencias negativas. “Se están centrando en lo urgente, y se olvidan de lo importante. En el caso concreto de la basura, no están ahondando en lo que de verdad puede suponer un ahorro y un auténtico beneficio para el medio ambiente: el fomento de un consumo responsable que reduzca la generación de residuos”, denuncia.
Reducir la generación de basura es, según todos los expertos, una de las claves para ahorrar. Pero según unreciente informe del Banco Mundial, no solo no se reduce, sino que seguirá aumentando en los próximos años. El organismo calcula que los residuos sólidos que producen los ciudadanos en todo el planeta pasarán de los 1.300 millones de toneladas actuales a 2.200 en 2025. Y que los 164.000 millones de euros que cuesta gestionar el actual tonelaje se convertirán en 300.000 ese mismo año.
El Banco Mundial advierte además de que no se trata solo de un problema de dinero. La basura es también un problema ambiental: los residuos urbanos causan alrededor del 5% de los gases de efecto invernadero. Por ello, lanza una serie de recomendaciones a los Gobiernos, como intensificar las políticas de concienciación e información a los ciudadanos, implantar tasas a los artículos que generen más desechos y crear estímulos económicos para fomentar el consumo de productos fabricados con materiales reciclados.
El temor es que con la crisis se tomen medidas urgentes para ahorrar mientras se descuidan las políticas destinadas a reducir la generación de residuos, que suponen un coste difícil de asumir en la actual coyuntura. “Es imprescindible invertir un poco para poder ahorrar mucho”, avisa Martínez-Orgado. Y Luis Delgado pone un ejemplo ilustrativo: “En inicio, la recogida selectiva resulta más cara porque, al separarse los residuos en diferentes contenedores, se necesitan más viajes de camiones para recogerlos. Pero en poco tiempo se recupera el gasto inicial porque el aprovechamiento final es más fácil y se recicla mucho más. Además del beneficio ambiental que eso supone”.
Antonio Barrón, portavoz de Ecoembes, entidad que gestiona la recuperación de los envases en toda España, subraya también la importancia de continuar invirtiendo en campañas de concienciación para promover el reciclaje. “Hemos avanzado mucho. En 15 años hemos conseguido que el porcentaje de envases reciclados pase del 5% al 68,3%, lo que supone todo un éxito. Pero no podemos bajar la guardia, hay que seguir ahondando en las políticas de comunicación para explicar a los ciudadanos los beneficios del reciclaje. Es la única manera de mantenerlos motivados”, observa Barrón.
Para bajar el gasto
hay que promover
un consumo más responsable
Pero invertir no es la tendencia en los municipios españoles. Al contrario, todos están ahogados por los acreedores y buscan fórmulas para reducir al mínimo sus gastos, entre ellos el que supone la gestión de los residuos. Según datos de Aselip, entre todos han acumulado una deuda con las empresas de limpieza de más de 3.000 millones de euros que están empezando a pagar ahora, obligados por el plan de pago a proveedorespuesto en marcha por el Gobierno de Rajoy. Eso a pesar de que la mayoría lleva ya tiempo metiendo la tijera a esta partida y de que la crisis ha reducido el volumen de residuos, que por ejemplo en Madrid ha bajado un 18% desde 2007.
Los recortes no solo han derivado en un deterioro del servicio en algunas ciudades, que ha llegado a afectar a zonas como L’Albufera de Valencia, sino que además han destruido unos 150.000 puestos de trabajo. Fuentes del sector auguran más despidos y confirman que otros Ayuntamientos como el de Zaragoza están negociando también nuevos ajustes para el año que viene, aunque de momento ninguna ha mostrado intención de imitar a la capital y reducir la frecuencia de recogida de los residuos orgánicos.
El Banco Mundial recuerda que se trata también de un problema ambiental
Solo el director de la Sociedad Gallega de Medio Ambiente (Sogama), Luis Lamas, ha manifestado públicamente que sería conveniente que las ciudades gallegas siguieran el ejemplo de Madrid. Según Lamas, los ciudadanos están ya lo suficientemente concienciados para que esta medida no suponga un problema. Pero la idea no ha calado en ninguna de las cuatro capitales de la comunidad. Según el Ayuntamiento de Ourense, no se lo plantean porque “no supone ningún ahorro”, ya que si los camiones no salen los domingos se tiene que incrementar la maquinaria y el personal el lunes, lo que al final supone el mismo coste y deteriora el servicio.
No obstante, hay excepciones en la tendencia a los recortes. Hace poco más de un mes, cuatro Ayuntamientos de Gipuzkoa impusieron el modelo de recogida selectiva puerta a puerta, que ya funciona desde hace años en un centenar de municipios catalanes y en ciudades europeas como Bruselas o Milán. El sistema es más caro y ha creado polémica en las localidades vascas afectadas porque allí, en lugar de colocarse contenedores nuevos, se ha optado por instalar postes que dejan la basura al descubierto, pero lo cierto es que este método es más ecológico y permite reciclar el 80% de los desechos domiciliarios, mientras que con contenedores se llega solo al 40%. Un aprovechamiento que, a la larga, redundará en las arcas municipales.
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