martes, 9 de octubre de 2012


Convertir lo gris en verde

Convertir lo gris en verde, eso es lo que Enric Batlle, doctor en Arquitectura Urbana y premio FAD, resumía en una reciente entrevista. Con consternación he podido observar en los últimos años cómo los Ayuntamientos de nuestro país, en nombre del progreso, han construido kilómetros de aceras conectando las entradas y salidas de los pueblos, la mayoría de ellas con exceso de farolas multidiseño, pero no han plantado ni un árbol. Y allí están, vacías, desaprovechadas. Nadie las usa. Todos queremos caminar, pero no en espacios resecos y grises. A los humanos, como dice Batlle, nos gusta el verde, la sombra.

No necesitamos que nos diseñen grandes parques cerrados, decorados con especies exóticas; queremos coger la bici, el cochecito, el patinete o el bastón, y poder ir de un pueblo a otro, caminando largo rato, sin parar, sin encontrar tropiezos. Así pues, estas largas aceras que enlazan los pueblos, o las espaciosas aceras de tantos polígonos abandonados, podrían ser espacios ideales para reciclar y para que los Ayuntamientos, replantando un arbolado frondoso, los recuperaran para el ocio y disfrute de los ciudadanos. Así, entre otras ventajas, la obesidad bajaría, reduciríamos el CO-2 y el planeta lo agradecería.—Lola Arpa Vilallonga. Miembro del Proyecto Cambio Climático España.

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