domingo, 24 de febrero de 2013


“La privatización no es la respuesta”

La presidenta de la Fundación Nueva Cultura del Agua reclama un regulador independiente

Nuria Hernández-Mora.


“Cuando se decide privatizar los servicios de abastecimiento y saneamiento, la decisión debería responder a un análisis serio de cuáles son los problemas que se quiere resolver, y la privatización no es la respuesta. Estos servicios son esenciales para la calidad de vida de los ciudadanos y una de las principales competencias municipales”. La investigadora Nuria Hernández-Mora, presidenta de la fundación Nueva Cultura del Agua, asiste preocupada a la tensión generada en los servicios urbanos de agua y cree que es el momento de crear un regulador.

Hernández-Mora señala que la cesión de la gestión a empresas privadas se produce en muchas ocasiones para recibir una “inyección de dinero” y la premura financiera de la Administración hace que se conceda el servicio en “condiciones irrisorias” y por tiempos que llegan a los 40 años. “Estos plazos no están justificados porque en la mayoría de los casos las grandes infraestructuras ya están hechas y de lo que se trata es de introducir mejoras de mantenimiento, por lo que los plazos deberían ser de 5 o 10 años, como máximo”, explica.

“El canon [el precio que cobran los municipios a cambio de la concesión] se convierte en barra libre porque no es finalista, es decir, se puede destinar a cualquier partida y no necesariamente a la mejora de los servicios del agua. Falta un regulador que vele por la eficacia de la gestión, la equidad y adecuación de los precios y la calidad del servicio”, afirma.


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Esta falta de “regulador” deja manos libres a todos los operadores, pero en especial a los privados porque carecen de elementos de fiscalización que sí tienen las administraciones.

Este organismo es una de las demandas comunes de las asociaciones vinculadas al agua, porque aseguraría la transparencia y calidad del servicio, pero no se crea: “No ha habido respuesta, pese a que es una necesidad clarísima”. La investigadora relaciona esta actitud con la “connivencia de los grandes poderes políticos y económicos”.

Sobre la delicada situación de los ecosistemas acuáticos, Nuria Hernández-Mora relaciona su degradación con una falta de voluntad política para enfrentarse a la raíz del problema y concluye: “Ha habido importantes mejoras en eficiencia en el uso del agua, pero no ha habido valentía para enfrentarse a la tradicional comunidad política del agua: los intereses hidroeléctricos, regantes y las grandes empresas de obra pública. Ahora, además, se detecta que lo que se ahorra en eficiencia, especialmente en el caso de la modernización de regadíos, se destina a otros usos, por lo que tenemos cada vez menos margen de maniobra y los ríos y ecosistemas asociados se acercan al colapso”.

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