domingo, 9 de septiembre de 2012


“No podemos perder una industria líder”

El sector afronta un campo de minas: moratoria nuclear, el déficit de tarifa o la reforma energética


José Miguel Villarig, Presidente de la patronal de renovables (Appa) / ÁLVARO GARCÍA


Aragonés de Teruel, acaba de asumir la presidencia de la patronal de productores de energías renovables, APPA, probablemente en el peor momento de su corta historia. Moratoria, déficit de tarifa, reforma energética... son muchos y duros los frentes en los que tendrán que batirse con poderosos adversarios, por lo que, entre otras cosas, han decidido reforzar las filas.

Pregunta. No tienen un horizonte tranquilo, al menos a corto y medio plazo...

Respuesta. En este momento nos estamos replanteando el futuro para abrir APPA a otras voces. Las renovables son un sector, a nivel asociativo, muy atomizado y queremos hacer de paraguas de otras entidades. El objetivo es defender mejor, de manera conjunta, los intereses comunes. En ese sentido, estamos procediendo a una reforma estatutaria. Las siglas de APPA (Asociación de Pequeños Productores y Autogeneradores) reflejan la realidad del sector en el momento de su fundación, hace ya 25 años. Hoy, tras el gran desarrollo alcanzado, es el momento de que otras voces como tecnólogos, fabricantes u otras asociaciones sectoriales se sumen.

P. Sobre todo, teniendo en cuenta que tienen enfrente a uno de los lobbys más poderosos, como es el de las compañías eléctricas...



Déficit de tarifa, exceso de oferta y caída de demanda: tormenta perfecta

R. La variedad de voces ha hecho que se pierda protagonismo ante las Administraciones y la sociedad. Ha coincidido un periodo de pujanza en el desarrollo con una imagen que, en ocasiones, no ha reflejado fielmente la realidad del sector. La reforma de APPA pretende defender los objetivos comunes sin restar voces al sector. Aunque no hayamos alcanzado todavía una integración efectiva, el último comunicado fue firmado por 23 asociaciones.

P. ¿Para cuándo esa integración efectiva?

R. La reforma estatutaria se alargará hasta octubre o noviembre y en paralelo mantenemos conversaciones con las asociaciones que quieren sumarse al proceso.

P. Una de las críticas más comunes a las renovables es que son caras, más propias de países ricos, con recursos suficientes para pagar el sobrecoste que supone su desarrollo...

R. La apuesta por las renovables es una apuesta mundial. La división entre tecnologías caras y baratas sería correcta si no tuviéramos un mercado marginalista. La tecnología más cara adjudicada en el mercado, que suele ser gas o carbón, es la que marca el precio de todas. Aunque se diga que nuclear o gran hidráulica son baratas, entre otras cosas, porque ya están amortizadas, resulta que cobran el mismo precio que el resto y, por tanto, están retribuidas en exceso. Esta conclusión es ratificada por la CNE y compartida por el comisario europeo Oettinger. Si sus costes son bajos, pero sus precios son los mismos que para todos, no me cuestan menos dinero como consumidor. Parece que algunas tecnologías no han tenido apoyos, pero la gestión de residuos o la moratoria nuclear las pagamos todos. Si vas a Valdecaballeros o a Lemóniz verás centrales que nunca se pusieron en marcha y que las hemos pagado religiosamente. ¿Esos costes son lógicos y el desarrollo de las renovables no? No parece razonable.

P. También se les critica haber obtenido grandes beneficios a costa de las primas.

R. La remuneración que tienen fijada las renovables es un 8% sobre la inversión total del proyecto. Esta rentabilidad ha podido verse mejorada según el grado de apalancamiento o, puntualmente, si alguna instalación se ha construido en un emplazamiento con mayor recurso renovable.

P. Pero de lo que no cabe duda es que las primas han contribuido a agravar el problema del déficit de tarifa.



Deben revisarse todos los costes, no solo los de las renovables

R. Las primas son uno de los muchos costes del sistema, y deben revisarse todos sus costes, no solo los de las renovables. Especialmente en aquellos casos en los que la retribución no sea adecuada a los costes. La herencia del déficit de tarifa es un problema muy importante, que con el exceso de potencia —hay más de 27.000 megavatios de centrales de gas— y la caída de la demanda forman la tormenta perfecta. Resolver el déficit es una prioridad del Ministerio actual y la razón de la moratoria, para decir: “Por ahora no quiero que se desarrollen renovables que tengan necesidad de prima”. Es incuestionable la necesidad de resolverlo, pero también creemos que los plazos para su resolución deberían alargarse y que esta no debería ser la única política del Gobierno en cuestiones energéticas. En paralelo deberían establecerse también medidas regulatorias y una planificación a medio y largo plazo. No podemos caer en el error de pensar que con la reducción de las primas se soluciona todo. Lo que reduzcamos en primas, mientras no se reduzca nuestra dependencia energética, lo pagaremos con creces.

P. Parece un “problema común europeo”.

R. Sí, Europa tiene que importar la mitad de la energía que consume, pero en España es aún más grave. Aunque hay discrepancias en las estimaciones, porque el combustible nuclear suele considerarse autóctono cuando hay que importarlo, como mínimo, la dependencia energética es superior al 80%. Cuando se ponían los cimientos de la Unión Europea, Monnet decía que no podía haber una Europa seria si dependía energéticamente en un 30% del exterior. La dependencia de España es muy grave y debemos tener una estrategia que subsane este problema a medio y largo plazo. Más allá del coste actual, que puede ser asumible, eres vulnerable a que una subida de precios de los combustibles pueda estrangular toda tu industria. Ningún desarrollo industrial serio puede tener una dependencia total del suministro energético exterior. La apuesta por las renovables es estratégica para España, para blindarnos ante estos problemas, y nos ha costado mucho dinero, tanto al país como a las empresas que han invertido. Y ese esfuerzo ha dado sus frutos, hemos sido líderes mundiales en energías renovables durante bastante tiempo. Sería una pena que perdiéramos esa posición. No podemos perder una industria líder en el mundo.

P. ¿Sería irrecuperable?

R. El problema más grave lo tienen las empresas tecnológicas, porque no les puedes pedir que se mantengan en un mercado que no tiene demanda. Cerrarán las fábricas y se irán a otros países. ¿Qué va a pasar en el futuro? ¿Seguiremos siendo punteros o meros actores secundarios? ¿Será nuestra industria la que suministrará la maquinaria o nos veremos obligados a importar los equipos? Ese es el gran reto que tenemos. Está claro que no podemos mantener el ritmo de instalación que hemos alcanzado en años anteriores para siempre, pero no debemos permitir que desaparezca la industria nacional ni las instalaciones de producción, por el impacto negativo que supondría en el empleo, la I+D+i, la balanza de pagos y muchos otros ámbitos que también deben ser tenidos en cuenta.

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