martes, 25 de septiembre de 2012


Las últimas almas de la isla desierta

El CSIC se propone buscar supervivientes entre los que marcharon y escribir la historia del abandono de las Illas Atlánticas, habitadas desde la prehistoria


Arqueólogos del CSIC buscan vestigios de presencia humana desde la prehistoria en la isla de Ons. / CSIC


A Lucas, en casa, le van engarzando en el pecho el sentimiento de colono. Es hijo y nieto de personas que saben moverse sin luz por la noche, y pocos niños en el mundo habrán viajado tantas veces en barco, muchas más que en coche. Lucas sopló estos días cinco velas en su tarta de cumpleaños, así que es probable que llegue a ver qué pasa al final con los últimos de Ons, con sus derechos, con esas tierras que aún se cultivan y esas casas que los habitantes de la isla entienden como propias y el Réxime Xurídico de la Xunta, en 2001, les permitió ocupar un siglo más.

Un siglo pasa rápido pero da para bastante. Dentro de siete años escasos, por ejemplo, se cumplirán 100 desde aquel día en que el médico vigués Manuel Riobó se convirtió en dueño de la isla por 250.000 pesetas. Los colonos, por entonces, ya estaban. Llevaban allí por lo menos otro siglo, plantando patatas y pescando pulpo. Eran casi medio millar organizados en ocho barrios, y la población siguió medrando hasta 1955, momento en que Ons alcanzó la cúspide en su tabla demográfica, con 530 personas.


El equipo encontró “siete entidades arqueológicas inéditas”

Eso ya no lo vio Riobó, ni su hijo, el “señorito” Didio, que a la vista de que empezaba a morir gente por defender ideas como las suyas prefirió suicidarse en 1936. Aunque en el archipiélago se cuenta que lo hizo con tanta prisa que no tuvo tiempo de dejar sentada en testamento una vieja promesa. La isla ya no sería, como estaba hablado, para los colonos. Debía de estarse organizando el primer desfile del “año de la victoria” cuando el Ejército triunfal se apropió de la tierra del difunto para instalar una base de submarinos que luego no fue. Desde entonces y hasta 1984, cuando se traspasó la propiedad a la Xunta, Ons fue del Gobierno central. Ahora, por sentencia del Supremo, el Estado tiene que saldar su deuda con la familia Riobó, que sigue existiendo, aunque las partes discrepan en el precio.

Con su particular marejada administrativa y humana, Ons es la última isla permanentemente habitada del Parque Nacional das Illas Atlánticas. En Cíes hay quien viene y va. Hace no mucho, los agentes se incautaron de la plantación de marihuana con fines terapéuticos que cultivaba un poblador casi perenne. Pero con el cambio de siglo hizo la mudanza la última familia que vivía allí todo el año, y en los noventa había sido noticia en la prensa la muerte de Pichocho, el postrero nativo del archipiélago vigués.


En dos semanas anunciarán la localización de un castro desconocido

Ahora el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en concreto el Instituto de Ciencias del Patrimonio (Incipit), se propone, según la antropóloga Cristina Sánchez Carretero, “escribir la historia del abandono” de Cíes, pero también la de Sálvora y Cortegada, y los azarosos capítulos inacabados de Ons. El proyecto (Procesos de formación y cambio del paisaje cultural del Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia) comenzó en 2011 y prevé su fin en diciembre de 2013. El trabajo entrelaza historia, antropología, arqueología y estudios paleoambientales. El equipo puso rumbo a las islas desde las investigaciones previas que había llevado a cabo una de sus integrantes, la arqueóloga y antropóloga Paula Ballesteros. Ella había cosechado las palabras de los vecinos de Ons (aún hay casi cien personas que van y vienen para conservar sus derechos sobre las casas, pero no llegan a 15 los que permanecen anclados en la isla grande), y gracias a esto el CSIC posee un archivo de la memoria oral del archipiélago.

El trabajo de campo sirvió de momento, según el CSIC, para localizar “siete entidades arqueológicas inéditas” y otros restos aislados de cerámica y metal. Se han hallado concheiros en Sálvora y Cortegada, restos de manufacturas de salazón en Ons y Sálvora, y en todas partes vestigios de una agricultura prehistórica, a veces aterrazada. Se ha constatado que Ons estaba habitada ya hace 12.000 años, en el Paleolítico Superior, y que entre 2.500 y 1.000 años antes de Cristo se formaron las primeras aldeas. Se sabía de la existencia de castros en Ons y Cíes, pero los investigadores aseguran (con sigilo) que en un par de semanas darán a conocer la localización de uno que ha sido descubierto en otra de las islas. Los datos recogidos “están siendo procesados”, todavía están pendientes algunas pruebas de carbono 14, pero una de las conclusiones provisionales del equipo es la de que “la ocupación y desocupación de las islas fue una constante desde la prehistoria hasta 1970”.

A Cristina Sánchez le toca ahora escribir el prólogo. Pretende rastrear los destinos de los últimos que marcharon. Algunos estarán en Vigo o en Bueu, otros en América. Quiere que le cuenten cómo fue el final y si miraron atrás al marchar.

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