miércoles, 19 de septiembre de 2012


El PP quiere importar basura de Europa a la isla de Mallorca

El partido argumenta que así rentabilizará la incineradora de residuos de Son Reus


Incineradora de Son Reus, en Palma de Mallorca. / TOLO RAMÓN


La izquierda y las organizaciones ecologistas de la isla de Mallorca han encendido las alarmas políticas y sociales ante la decisión de las Administraciones del Partido Popular de importar en barco 100.000 toneladas anuales de excedentes de basuras urbanas desde distintas capitales europeas. Argumenta el PP que así se rentabiliza la incineradora gigante de residuos de Son Reus, que en invierno y sin turismo está infrautilizada y evitar subir un 40% las tarifas.

La compleja y polémica operación se quiere estrenar en 2013. La importación de residuos inertes empaquetados –a la que se oponen los hoteleros por razones de imagen turística- es según el PP, segura e inevitable y en todo caso, un bálsamo para los bolsillos de los ciudadanos.

La justificación es que si se queman residuos europeos no subirán los caros recibos de recogida, selección y quema de basuras que ahora se pagan —quizás bajarán en el futuro, auguran—, porque no se repercutirían las pérdidas de explotación en los meses sin turistas, con poco sol, ante la caída de actividad de los hornos.

Con la cremación se genera electricidad, un negocio de la contratista privada del sistema hasta 2041, la empresa Tirme —Enel Green Power [Endesa ], con un 40%, e Iberdrola, FCC y Urbaser con un 20% cada una—. El PP cambiará la ley balear para facilitar la importación de los contingentes procesados de basura. Cargos del Consell de Mallorca y del Gobierno de Baleares, ante las acusaciones lanzadas desde la oposición, del PSOE y PSM, de “querer convertir Mallorca en un basurero”, han articulado un discurso de presentación adecuado a su proyecto, con reiteración de eufemismos.

Así, a las partidas de residuos de importación no se las llama basura, sino "combustible” o “biocombustible”, detritus procesado, seleccionado, inerte, elemento tratado con normativa de la UE, que no huele ni contamina. En este mismo código de mensajes a la incineradora la denominan “planta de energía verde, sostenible”. Se resalta que la mitad de la basura continental será biomasa y que se producirá “energía eléctrica renovable”.

La importación, para el PP, es inevitable porque se ha de pagar la parte correspondiente a la ampliación de las líneas de incineración, un coste de 375 millones de euros. Una carga monumental. El plan de residuos de Baleares de 2007, en la etapa económica de expansión de consumo, turismo y burbuja inmobiliaria, se calculó muy al alza. Los residuos de hoy no cubren la demanda. Los hornos están a pleno rendimiento en dos meses de verano, cuando los turistas duplican la población residente y la generación de detritus.

El Gobierno balear y el Consell de Mallorca suponen que la operación generará 350 puestos de trabajo –de transportistas y navieros- y evitará subir el 40% del pago por la incineración. Además, la derecha del PP carga la responsabilidad final de la importación de basura sobre la izquierda y los nacionalistas del PSOE, PSM, Iniciativa-Verds (ex IU), por haber aprobado mientras gobernaban la ampliación de la incineradora y la posible importación de residuos, extremos que los aludidos niegan.

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