viernes, 21 de septiembre de 2012


La invasión de los jacintos

En Dhaka, Bangladesh, ante la imposibilidad de erradicar los jacintos de agua que anegan el río Buriganga, se emplean como fertilizante, biomasa o para producir papel


Jacintos de agua en el río de Buriganga, a su paso por Dhaka, Bangladesh. / A. M. AHAD
A veces, una fotografía de viajes incita a la reflexión. En 1989 fue detectada la presencia de una planta nunca vista antes en el lago Victoria, el segundo más grande del mundo, situado entre Kenia, Tanzania y Uganda: el jacinto de agua (Eichhornia crassipes), una planta acuática originaria de Sudamérica que se extiende con gran rapidez, colapsando los ríos y lagos de las regiones tropicales. Nadie sabe cómo llegó hasta allí, pero el hecho es que, favorecido su crecimiento por todo tipo de vertidos, una década después cubría el 15% de la superficie del lago. Los de la foto anegan el río Buriganga, uno de los más contaminados del mundo, a su paso por Dhaka, la capital de Bangladesh, donde, ante la imposibilidad de erradicarlos, se emplean como fertilizante, biomasa para producir metano o fuente de celulosa para papel.

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