Greenpeace censura el uso de combustible procedente de residuos
La plataforma ecologista señala que la quema de residuos hace peligrar la cultura del reciclaje
Reutilizar las 112.000 toneladas quemadas en 2010 daría 7 millones de euros en beneficios
DANI CORDERO Barcelona 29 MAY 2012 - 14:32 CET
Pese a que son un mal menor respecto a la incineración directa,Greenpeace censura el uso de combustibles derivados de los residuos (CDR) en las cementeras. La plataforma ecologista teme la inexistencia de estudios sobre los efectos de su utilización y plantea que si esos residuos se hubieran destinado a reciclaje podrían generar unos beneficios externos en España de entre 7,1 y 7,7 millones de euros anuales. Pero sobre todo denuncia que se considere como "una forma encubierta de incineración", según ha señalado en Barcelona el responsable de la campaña de Energía y Cambio Climático de Greenpeace, Julio Barea, y que se ponga en peligro la cultura del reciclaje.
Desde 2008, las cementeras utilizan en sus hornos residuos de madera, plástico y papel además de fracción orgánica que no se ha podido separar. Desde entonces su uso ha ido creciendo hasta alcanzar en 2010 el 4,3% de todo el material que utilizan como fuente calorífica, desplazando parcialmente al coque de petróleo.
Greenpeace no ve claro que el uso de CDR conlleve beneficios sociales y mediambientales, más allá de los que consiguen las instalaciones industriales que los utilizan, que llegan a cobrar por su uso e incluso consiguen beneficios al considerarse fiscalmente y en términos de emisiones de gases como la biomasa.
Según los cálculos de la organización, si los 112.000 toneladas de CDR quemados en cementeras se hubieran destinado a reciclaje se hubieran generado beneficios externos por valor de entre 7,1 y 7,7 millones de euros, mientras que los costes externos de su consumo se sitúa entre 1,3 y 2,4 millones de euros. Su quema en incineradoras hubiera tenido un coste superior, de entre 2,8 y 4,4 millones de euros.
Greenpeace teme que el uso de los CDR acabe desvirtuando el reciclaje, lo que impediría cumplir una de las consignas marcadas por la Unión Europea para 2020: que la mitad de los residuos que se generan sean reciclados. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, un 88% de las basuras urbanas se recogen mezcladas.
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